miércoles, 1 de febrero de 2017

1 de febrero. Festival de la Marinera. ¡Marinera! Y cómo nace La Concheperla. / Hoy nace María Elena Walsh. / Viernes 24 de febrero: La justicia y libertad en César Vallejo.

 
 
 
 
 




CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2017 AÑO
DE LA IDENTIDAD Y DEL PATRIMONIO
INALIENABLE DE NUESTROS PUEBLOS
 
FEBRERO, MES DE LOS HUMEDALES,
DE NUESTRAS LENGUAS NATIVAS, DE
RICARDO PALMA Y FEDERICO BARRETO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL
 
*****
 
PRÓXIMA ACTIVIDAD
 
AULA MAGNA
TELÚRICA Y MAGNÉTICA
 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Y CENTRO CULTURAL CÉSAR VALLEJO
DE LA UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS
 
VIERNES 24 DE FEBRERO
AÑO 2017. 6:30 PM.
 
PROGRAMA
 
1. INICIO
 
CONDUCCIÓN GENERAL
MANUEL VEJARANO SÁNCHEZ
 
PALABRAS DE APERTURA
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
PALABRAS
DE SALUDO Y BIENVENIDA
OSWALDO VÁSQUEZ CERNA
 
2. TELÚRICA
 
CÁTEDRA DE SABIDURÍA ANDINA:
"EL AGUA PARA LA VIDA"
RAMÓN NORIEGA TORERO
 
REMINISCENCIAS
DE LA TIERRA
LUIS FLORES PRADO
 
3. CIEN AÑOS
DE LOS HERALDOS NEGROS
 
COMENTARIOS
ACERCA DE LOS HERALDOS NEGROS
MANUEL VELÁSQUEZ ROJAS
 
4. MAGNÉTICA VALLEJIANA
 
LA JUSTICIA Y LA LIBERTAD
EN CÉSAR VALLEJO
WALTER VÁSQUEZ VEJARANO
 
5. PRESENTACIÓN DE LIBRO
 
EL BIEN DE SER
DE DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
CENTRO CULTURAL CÉSAR VALLEJO
DE LA UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS
AV. CUBA 300. JESÚS MARÍA
 
6. CENA DE FRATERNIDAD
 
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HOY NACE MARÍA ELENA WALSH
El 1 de febrero de 1930 nace en Buenos Aires, María Elena Walsh, escritora y cantautora argentina, quien hiciera de la literatura infantil en lengua castellana otra vez una dimensión del juego, del divertimento y de la gracia de vivir.
Niña prodigio, sensibilidad que entraba a lo entrañable de lo humano y al sentido primero y final de los fenómenos del alma, para fraguar esa materia temblorosa en la incandescencia de la ternura acrisolada y del dolorido humor. Así:
LA VACA ESTUDIOSA 
Había una vez una vaca
en la quebrada de Humahuaca
Como era muy vieja, muy vieja
estaba sorda de una oreja
Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela
Se puso unos zapatos rojos
guantes de tul y un par de anteojos
La vio la maestra asustada
y dijo: "Estás equivocada"
Y la vaca le respondió:
"¿Por qué no puedo estudiar yo?"
La vaca vestida de blanco
se acomodó en el primer banco
Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa
La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones
en bicicletas y en aviones
Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba
La vaca de pie en un rincón
rumiaba sola la lección.
Un día toditos los chicos
nos convertimos en borricos
Y en ese lugar de Humahuaca
la única sabia fue la vaca
Y en ese lugar de Humahuaca
la única sabia fue la vaca
Cambió no solo la manera de hacer literatura para niños sino de relacionarnos con las infancias, en general. O, mucho más aún, de reconocernos como niños quitándonos los disfraces y caretas que convenciones y prejuicios nos han impuesto, para ser seres humanos que han llegado a este mundo para ser felices.
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
*****
 
1 DE FEBRERO
CULMINA EN TRUJILLO EL 57 CONCURSO
NACIONAL Y EL 7° CONCURSO MUNDIAL
 
 
FESTIVAL
DE LA
MARINERA
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
¡MARINERA!
Y CÓMO NACE
LA CONCHEPERLA
 
ENTREVISTA A DON
ABELARDO GAMARRA
 
Danilo Sánchez Lihón
 
1. Nadie
lo quería escribir
 
– Don Abelardo, nadie ya discute que usted es el iniciador de la marinera en el Perú, que usted escribió la primera marinera que es La Concheperla, y hasta le puso nombre a este género musical. Pero también se refiere que usted captó esos nuevos ritmos que surgían en ese trance histórico de defender lo nuestro de la codicia e insania de Chile en la Guerra del Pacífico, y que tuvo muchas dificultades para perennizar la nueva cadencia en la partitura musical que usted se afanó en que se pusiera, y que no había manera de hacerlo porque nadie lo quería asumir.
– Es cierto. La única manera de registrar ese nuevo efluvio o resonancia en relación a los ritmos anteriores como la zamacueca, el panalivio, la sanguaraña o la mozamala, que han quedado como ritmos diferentes, pensé que era garantizando su conservación y vigencia, registrándolos en partituras, para que no desapareciera al paso de los años, ni se diluya esa inspiración surgida del dolor y el quebranto, pero a la vez de intenso vigor y esperanza, que se sentía en la nueva forma musical donde esos elementos estaban contenidos. Pero nadie lo quería escribir, todos estaban ocupados en defenderse del agresor y en salvar lo que se podía salvar. Recurrí a Carcelén, a Morales y Arredondo. Todos me miraban y después de escucharme me decían que no tenían tiempo. Pero hubo algunos más francos que me dijeron que la guerra que habíamos perdido nos enseñaba una lección, cuál es: que debíamos aprender: ser más occidentales y hasta más europeos, apostando por la música clásica, a la que consideraban culta. Creían con sinceridad que, si escribían la partitura de esta música ligada al pueblo llano, al pueblo sufrido, que es el que verdaderamente luchó, pero al que cuesta reconocerle méritos, volveríamos al atraso; y ellos perderían prestigio. Y yo andaba por dicha razón acongojado.
2. La fe
en todo
 
– Y, ¿entonces qué hizo, o qué sucedió?
– El año 1883 leo una nota en el periódico donde se anuncia un concierto, con el nombre de una artista para mi desconocida. ¡Primera vez que yo escuchaba ese nombre! Tuve una corazonada y fui al Teatro Forero y mi sorpresa fue mayúscula, al principio un poco frustrante debo confesar. ¡Porque el concierto ¡lo daba una niña! Me quedé ahí casi a regañadientes. Empezó la función, y fue un deslumbramiento. ¡Qué prodigio! Era además una niña encantadora, bellísima. Estábamos en el vórtice del holocausto, o apenas saliendo de él, y para mí fue una revelación de que nuestro pueblo era inextinguible, surgía un Ave Fénix de entre las cenizas. ¡Qué pueblo para inmenso y supremo el nuestro! No le miento que tuve que salir varias veces del teatro no solo a enjugar mi llanto y desaparecer el rastro de las lágrimas que inundaban mis ojos y corrían inatajables por mis mejillas, sino a llorar de veras con gemidos. ¡Una niña a quien ver y escuchar nos salvaba de todas las infamias y derrotas! Creo que después del concierto me quedé clavado en mi asiento por largo rato, sin querer retirarme, esperando además que todos se fueran porque yo lloraba a lágrima viva. No había llorado en mucho tiempo así que me alivió desahogarme en ese salón vacío y silente, porque sepa usted que yo estaba anegado de rabia, de rencor y de cólera por un enemigo abyecto y todo lo adverso que nos había ocurrido. Todo tan cruel y tan despiadado e injusto, que muchas veces yo me pregunté: ¿Dónde está Dios? Sentía que mi corazón estaba encharcado de frustración, de desencanto y odio hirviente. Y esa noche al escuchar a esa niña yo quise llorar a rienda suelta. Y así lo hice. Pero lloré esta vez de gratitud. Porque esto me devolvía la fe en todo. Fue para mí un milagro.
3. Y fue
asombroso
 
– Don Abelardo, llore nomás, sin recelos. Conmigo no tenga escrúpulo en llorar otra vez, dado que yo lloro también con usted. Porque creo que después de nuestra sangre lo más precioso que podemos ofrendar a las causas nobles de la vida, y a los demás, es nuestras lágrimas.
– Discúlpeme, discúlpeme. Yo creía que ya había llorado lo suficiente, pero veo que es inagotable este sentimiento. Pero el recuerdo de esa niña me conmueve sobremanera, porque yo pensé que ya todo estaba perdido. Y después de escucharla me di cuenta que habíamos nacido de nuevo y éramos de a verdad eternos. Ahí me quedé. Y aconteció que cuando yo pensé que ya nadie había en el teatro, que todos se habían ido, ella estaba ahí en el escenario, sentada en el piano al cual apenas alcanzaba y desde donde me observaba. Hasta allí me vio avanzar tambaleante. ¿Cómo ella me había ubicado y distinguido? Todo esto es un milagro y un prodigio. Había pedido que todos la esperasen en el camerino. Y me estaba esperando. Yo me acerqué y no sé qué le dije, pero lo único que sí recuerdo, y estoy consciente de ello, es que empecé a canturrearle la Concheperla, la Marinera que nadie había querido escribir en el pentagrama. Y esa niña allí mismo, en el escenario vacío en donde había actuado esa noche apoteósica, mientras me escuchaba, la fue interpretando en el piano en donde estaba sentada, en pleno teatro a esa hora ya desolado. La Marinera tenía letra mía y melodía de José Alvarado, de "Alvaradito" como le decíamos. Y fue asombroso, cómo esa niña, que era un ángel de belleza, la fue dando forma en el piano.
4. Todos
los sones
 
Yo estaba lloroso y creo que ella lo pudo notar. Yo era un hombre viejo y sentía como si estuviera junto, o frente, a un ser divino, ante mi madre, o ante la patria resucitada, ante esa niña prodigio. Y ella, mientras la interpretaba me dijo:
– ¡Es preciosa!
– ¿La considera así?
– ¡Por supuesto!
Y la interpretó tan igual a como ahora se lo entona y se lo canta. Y que incluso ha sido convertida en sinfonía internacional, sin que le falte ni una sola nota de las que le puso Alvaradito, y de las que le puso ella esa noche, y de la letra que es mía.
– ¡Tremendo!
– Yo nunca había llamado antes de "usted" a una niña, o a un niño. Y creo que ella se dio cuenta, porque sonrió, con una sonrisa tierna, protectora y hasta compasiva.
– Temo que se pierda esta música, –le dije–, porque nadie la ha querido escribir en el pentagrama, hasta ahora.
– ¡Yo la escribiré!
– ¡Qué! –Dije–. ¿Sabe usted escribir en pentagrama? –Le pregunté lleno de asombro, pero más de miedo.
5. Ante
esa niña
 
– Sí, claro. –Me respondió. Y lo hizo con un gesto aún de más comprensión hacia mí.
¡Acabábamos de perderlo todo en el Perú y esa niña allí representaba que el Perú recién nacía! Esa noche el amanecer me encontró recorriendo calles y calles que nunca había recorrido antes, considerando que dormir esa noche hubiera sido un acto sacrílego y de lesa traición.
– ¡Increíble!
– Pasados los años quiero decirle en mi descargo que yo me considero un hombre duro, incluso arisco. A los más poderosos les he fustigado hasta ponerlos entre la espada y la pared. ¡Y hasta de rodillas! Porque lo más nefasto que nos ha pasado lo debemos a la oligarquía, hecho que decirlo en la misma casa de los poderosos me ha costado deportaciones y he tenido atentados en contra de mi vida. ¡Y he sostenido duelos a muerte, con espada y con pistola! Pero ante esa niña todos mis esquemas se desmoronaron.
– Pero, ¿cuánto me costarán las partituras? –Le dije, ya sin querer ocultar nada, convertido yo en un pequeño y ella en una reina. Y era a fin de asegurarme que lo poco que tenía me alcanzaría para pagarle.
– ¡Nada! –Me dijo.
– ¿Cómo?
– ¡Nada!
6. Y fue
ella
 
– ¿Qué? ¿Nada?
– Cobrar sería como si mis padres hubieran tenido que pagar para que yo nazca, ¿no le parece? –Le escuché decir, haciendo una comparación que no entendí en ese momento. Y lo dijo recogiendo los papeles que había interpretado.
– ¿Y para cuándo la tendrá escrita? –Todavía le pregunto, pensando que me iba a decir un mes, o dos, o tres.
– Para mañana. ¡Venga a mi casa, mañana!
– Me quedé lelo y casi me caigo. Al siguiente día ya tenía las partituras escritas. ¡Oh asombro!
– ¡Qué maravilla!
Y allí pude conocer recién a sus padres. Y el lugar en donde ese portento vivía y había nacido, quien sería después gloria de la música nacional doña Rosa Mercedes Ayarza, a quien el Perú le debe tanto, porque ella ha recopilado del olvido todos los sones del folclore nacional. Y a quien se debe que no se perdiera la marinera con sus nuevos aires nacidos del holocausto.
– ¡Llore no más, don Abelardo!
– Y fue ella quien la interpretó por primera vez ya en su concierto del año 1899, en que nos hizo un homenaje a mí como el autor de la letra, y a José Alvarado como el autor de la melodía de La Concheperla, en ese concierto que ella dio en el Teatro Municipal en abril del año 1899.
7. Pueblo
bendito
 
– Don Abelardo, ¿quisiera hacer constar algo más en esta entrevista, decirnos algo, quizá dejarnos algún mensaje en relación con el Perú y nuestro pueblo?
– Bueno, mire usted, hay tantas cosas que decir y que en momentos como este se agolpan de tal modo que uno no atina a escoger una idea por separado, ni qué asunto privilegiar y decirlo. Pero en realidad la mía fue una generación que tuvo la desgracia de afrontar una guerra declarada por un enemigo inicuo, infame y procaz. Una guerra tan cruel que quien se afana de victorias en ella es un ser vil, canalla y despreciable. Guerra para la cual no estábamos preparados y que vendría de un país que considerábamos hermano.
– ¡Y se luchó, fieramente!
– En cada hogar peruano se perdieron por los menos dos miembros íntimos y directos de la familia, es decir, padre, hermano o hijo. Sin embargo, nuestro pueblo pudo salir muy pronto a flote, con una grandeza extraordinaria. Sufrimos derrotas tras derrotas y seguíamos luchando. ¿No es increíble? Y desde el periodismo las mías todas han sido batallas. Me siento un guerrero permanente, que nunca arrió su bandera. Uno de los periódicos que fundé se llamó precisamente Bandera del Norte. Creo firmemente que nuestros baluartes son la educación y la moral. Me siento orgulloso de haber ayudado en algo a que la Marinera se consolide. Finalmente quiero decir que el nuestro es un pueblo bendito que extrae de lo más amargo lo más sabio, dulce y sublime. Y que el Perú es indestructible, y eterno. Muchas gracias.
 
 
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CONVOCATORIA
 
XVIII ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
TELÚRICA DE MAYO, 2017
 
LIMA:
 LUNES 22
 
TRUJILLO:
 MARTES 23
 
GUADALUPE
MIÉRCOLES 24
 
CHEPÉN
MIÉRCOLES 24
 
OTUZCO
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HUAMACHUCO
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 VIERNES 26
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ANGASMARCA
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 DE MAYO DEL AÑO 2017
 
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