Sí, es verdad que durante estas semanas de destrucción y tristeza, la mayor parte de los peruanos hemos mostrado nuestra mejor cara. Hemos visto millares de personas organizándose para recolectar donaciones, recaudar dinero, trasladar ayuda venciendo mil dificultades, salvar gatitos, perritos, vaquitas y cerditos. Sin embargo, como siempre, no faltaron aquellos que, representando la cara menos amable del ser humano, aprovecharon la emergencia para llevar agua a sus molinos (cuyas ruedas giraban con dinero y/o con rédito político) o simplemente para sembrar discordia y enfrentamiento en momentos en los que se requería meter el hombro como pocas veces antes. Aquí, una enumeración somera de los casos más rochosos:
¡Que se ensucie los zapatos!
Fue el grito de todos los trolls fujiapristas en las redes sociales, como si la cantidad de barro en los zapatos de un presidente de la República determinara la calidad de su gestión en medio de una crisis. A esos "críticos" les interesaba más la fotito de PPK en medio del lodo que el hecho de que todos sus ministros estuvieran –que lo estuvieron– situados en cada una de las zonas neurálgicas del desastre, que los policías, bomberos, militares estuvieran donde más se les necesitaba y que la primera dama convocara la colecta más significativa. Como si los peruanos no estuviéramos curados de presidentes y alcaldes que, casquito de ingeniero en la cabeza, salían a hacer demagogia ofreciendo resolver los problemas en un santiamén (soluciones que acababan desmoronándose al cabo de unos años) o, peor aún, levantándose el dinero destinado a resolver las crisis, dejando a la población afectada en el desamparo, como ocurrió en el caso del terremoto de Pisco.
"Si yo hubiese sido gobierno hubiera traído más ayuda"
La frase quedará para la historia universal de la infamia y fue pronunciada nada menos que por doña Keiko Fujimori en Lambayeque, mientras entregaba donaciones a los damnificados, con la fotito de rigor. La lideresa del fujimorismo se paseó por varias zonas del país –siempre con cámaras delante– repartiendo víveres y prestando motobombas, cuando lo lógico hubiera sido que entregase la ayuda a las autoridades correspondientes, que son quienes tienen la data actualizada y saben cuáles son las necesidades de cada lugar. Pero no, la doña tenía que aprovechar la emergencia para hacer descarada campaña proselitista, jugando con las necesidades de los damnificados. Curiosamente, su hermano menor, Kenji Fujimori, tuvo mejores reflejos y llevó la ayuda directamente donde la primera dama, se tomó la fotito con ella y le sacó cachita a quien será su rival (ni lo duden) por la candidatura presidencial del fujimorismo el 2021.
¡Ag, esta agua está turbia!
Los limeñitos de siempre entraron en pánico durante los días que no hubo agua en la ciudad , pero, cuando volvió, comenzaron a hacerle ascos, como si Sedapal fuera un dispensador de agua Evian. Ag, que huele demasiado a cloro. Ay, que está turbia. Uy, cuánto se demoraron. Las redes sociales, cómo no, eran un solo de quejas y lamentos, como si no hubiéramos pasado el primer gobierno de Alan García y, peor aún, como si nuestros ridículos problemas fueran más urgentes que los de millones de compatriotas que aún en este momento se encuentran sin techo, sin comida y sin los servicios mínimos. ¡Ay, la vieja costumbre limeña de mirarse solamente al ombligo!
Castigo de Dios por tus pecados
Dando muestras de inhumanidad y de un enorme desprecio por la inteligencia del los peruanos, los promotores del movimiento #ConMisHijosNoTeMetas –encabezados por el regidor arequipeño Ricardo Medina– salieron a decir que los huaicos e inundaciones (fenómeno climatológico cíclico en países como el nuestro) eran castigos de Dios porque el gobierno aprobó la "ideología de género" en el currículo escolar. Claro que, poniéndonos en la orilla contraria y apelando al mismo argumento oscurantista, también podríamos decir que Dios nos ha castigado por lo intolerantes y homófobos que han resultado estos señores.
"Cada ladrón cree que los otros son de su condición"
Cuando debería estar con la cara en el piso después del enorme roche de su puente solidario caído (o desplomado, como "aclaró" un funcionario de la Municipalidad de Lima en otra frase para la histeria), y lejos de pedir disculpas por ser, como autoridad encargada, el responsable político de tamaña barbaridad, a don Luis Castañeda Lossio se le dio por insultar al presidente de la República como respuesta a un comentario de este sobre cómo era posible que un puente construido hace apenas siete años, durante la gestión de Castañeda, no pudiera resistir lo que han resistido puentes construidos medio milenio antes. La inquietud era válida y la explicación que en su momento dio el mudo burgomaestre fue que, en este caso, la naturaleza había superado a la ingeniería. Claro, suponemos que se refería a la turbia naturaleza de su gestión.
http://larepublica.pe/impresa/domingo/859419-los-carroneros-de-la-crisis