No me sorprende que la derecha peruana cierre filas y llame «auto-golpe» a la inhabilitación de la Asamblea Nacional (AN) de Venezuela. La inhabilitación de la AN por parte del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Venezuela es una acción que NO ESCAPA de la Constitución Política Venezolana, quiere decir, que se encuentra dentro del marco legal que norma ese país. Este problema no es de hace una semana, tiene su origen en Enero del 2016 cuando la AN de manera desafiante jura mentó 3 asambleístas cuya elección tuvo visos de fraude, a pesar de la recomendación del órgano electoral de ese país de no hacerlo.
Esta es una más de las jugadas de la oligarquía Venezolana por hacerse del poder. La oposición que es mayoría en la AN pudo haber subsanado y levantado el desacato, sólo que no se le dió la gana. Ya el tiempo nos ha mostrado las intenciones que ocultaba; no es casual que la OEA (fanfarronada que históricamente ha sido servil a intereses norteamericanos) juegue de taquito con la oposición para aislar internacionalmente a Venezuela.
No me sorprende la actitud de la derecha peruana, responde a sus intereses de clase. Su concepción de la democracia es tan frágil que se rasga las vestiduras por un hecho que se encuentra dentro del marco constitucional venezolano, sin embargo no utilizó la palabra golpe cuando se trató de Honduras, Paraguay, Brasil.
Lo que sí me sorprende es la actitud tan «ni chicha ni limonada» de la «izquierda» liberal, que no comprende, o no quiere comprender, o quizás comprende y se hacen los locos respecto al problema venezolano, reduciendo la discusión a democracia ó dictadura.
¿Puede existir real democracia cuando los hilos del poder en un país los maneja un grupo de empresarios aliados al Gran Capital foráneo principalmente norteamericano? ¿Eso no es dictadura de clase? ¿No es Dictadura que una pequeña élite imponga sus intereses al resto de la población por medio del aparato estatal y las FFAA? ¿No es este el caso en Perú?
Que a la derecha peruana le fastidie que exista un país que siga un camino distinto al que EEUU le impuso a Latinoamérica, no es novedad. Lo que sí es lamentable que exista una «izquierda» que se una a este coro perverso. Por sus hechos los conocerás.