martes, 21 de marzo de 2017

ESTADO DE EMERGENCIA URGENTE







Por: Jose Antonio Luna Neyra

En caso de catástrofe o graves circunstancias que afecten la vida de la nación, el Presidente de la República con acuerdo del Consejo de Ministros puede decretar por un plazo máximo de 60 días prorrogables el ESTADO DE EMERGENCIA, señala la actual Constitución Política del Perú en su artículo 137.

Con cerca de 100 mil damnificados, 62 muertos, 12 desaparecidos y 170 heridos, la mayor parte del Perú, incluida su capital, está viviendo una de sus peores catástrofes a causa de los fenómenos naturales como lluvias, inundaciones, deslizamientos, colapsando miles de viviendas y decenas de colegios, carreteras, caminos, veredas, puentes, tierras de cultivos, unidades de transportes, centros poblados, etc. con millonarias e incalculables pérdidas.

El gobierno se ha visto en la necesidad de declarar en emergencia varias regiones y ciudades, suspender las clases escolares hasta el 3 de Abril y hasta el presidente PPK ha tenido que ser evacuado de Palacio de Gobierno. No obstante, increíblemente PPK y sus ministros se niegan a declarar en emergencia todo el país.

La desidia y falta de previsión, hay que decirlo, no ha sido únicamente de parte de este gobierno, sino fundamentalmente de sus antecesores que tuvieron conocimiento de una situación de anomalía climática y de amenaza del Fenómeno del Niño, con una temperatura del mar de 6º por encima de lo normal y con las nubes más grandes de los últimos 50 años que descargan a gran velocidad en las cordilleras sobre los ríos que se rebalsan en su ruta hacia el mar, arrasando con todo lo que encuentran en el camino.

Instituciones y funcionarios, bajo la dirección de los gobiernos nacional, regional y local, lejos de dedicarse a cumplir sus funciones y responsabilidades realizando las obras de encauzamiento, amurallamiento, canalizaciones, entubamientos, ampliación de canales, se dedicaron a otras cosas o a no hacer nada. Ni prevención ni sensibilidad social en nuestras autoridades y el desastre que pudo evitarse crece a vista y paciencia de un gobierno presidido por un lobista que más le interesa sus ganancias QUE LA VIDA DE LOS PERUANOS y por eso se niega a declarar en emergencia nuestra nación para reconstruir el país.